En el mes de diciembre del año del Bicentenario la Ciudad de Buenos Aires, gobernada por Mauricio Macri, viene siendo testigo de varios hechos de fuerte violencia social e institucional (la policía Federal no ahorró tiros, piedras y palos para tratar de sacar a los ocupantes del parque Indoamericano) que no son hechos aislados. Existe un hilo conductor, que para el Gobierno nacional es todo culpa de Eduardo Duhalde y Macri y para otros, la culpa es del Gobierno porque no se anima "a poner orden" y "sacar" o "reprimir" a los que cortan las vías en Avellaneda u ocupan tierras ilegalmente.
Apenas empezó el mes sucedió la toma del Parque indoamericano, el saldo: tres muertos. El jefe de Gobierno decidió culpar a los inmigrantes, pensando más en subir en las encuestas que solucionar el conflicto y pedía a gritos la ayuda de Cristina. En esa toma, la policía federal se desbocó y el Gobierno debió crear de apuro el Ministerio de Seguridad el 10 de diciembre justo cuando se conmemoraban los Derechos Humanos.
Luego llegaron las tomas en Lugano y otros distritos de la provincia de Buenos Aires. Cuatro gendarmes fueron atacados a balazos, uno de ellos está grave. Las autoridades nacionales creen que la bonaerense envió un mensaje al desembarco -que aún no sucedió- de Gendarmes en las zonas "calientes" en la Provincia que gobierna Daniel Scioli.
Los acontecimientos en la estación Constitución pusieron en alerta al Gobierno nacional y todos sus funcionarios. El lanzamiento de Duhalde el 20 de diciembre no hace más que poner el ojo en el ex presidente que se jactó de no asesinar a nadie durante su mandato, olvidándose de los militates Dario Santillán y Maximiliano Kosteky. Además, el ex intentende de Lomas de Zamora se mostró más cerca de Jorge Rafael Videla y sus secuaces que de la justicia.
Párrafo aparte merece el Partido Obrero que no sólo sigue diciendo que este Gobierno es igual a todos, sino que además decidió jugar fuerte y cortar la vías para reclamar el pase a planta de todos los trabajadores tercerizados. El cóctel del jueves 23 era explosivo y lo sabían todos los actores involucrados.
La novedad fue que la fuerza de seguridad no utilizó armas para contrarrestar las piedras y botellazos de los pasajeros que intentaban regresar a sus casas. Según Página/12 un grupo de jóvenes con gorritas, pañuelos y piedras en sus mochilas fueron los primeros en encender la mecha. Para Clarín, se trato de pasajaeros-ciudadanos comunes que querían volver a sus hogares. En tanto, para el diario La Nación, la gente se cansó de viajar mal y decidió explotar. Además, el matutino sostiene que el Estado es una sombra, que el Poder Ejecutivo está aislado y en cada error que comete habla de "complot" o desestabilización".
Así está la Argentina que trata de terminar el 2010 y esperar un 2011 agitado por el año electoral, el conflicto social y enormes monopolios que aún se niegan de entender que esta Argentina en nada se parece a la que gobernó el falso progresismo de la Alianza de la UCR y el Frepaso.
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