21 de julio de 2009

A modo de editorial


Las pasadas elecciones legislativas del 28 de junio de 2009 en la Argentina dejaron un escenario político diferente.

Según los medios de comunicación masiva la oposición fue la gran victoriosa en los comicios y ésta ya se entusiasma con gobernar el país a partir del 10 de diciembre de 2011. No se preocupa por quién será el candidato más apto para ocupar el sillón de Rivadavia, ni mucho menos en respaldar las decisiones del actual gobierno.

Por su parte, el oficialismo, es decir el kirchnerismo, que asumió el poder el 25 de mayo de 2003, asegura que terminará su mandato y “profundizará el modelo”, el cual está basado en un dólar alto y el control de precios para que la inflación no perfore los sueldos de los trabajadores.

Además apuesta a seguir generando superávit en la balanza comercial y fiscal, apoyado por la exportación de la industria agrícolaganadera, e intenta respaldar una devastada industria nacional.

Bajo estas iniciativas económicas, mediante una fuerte intervención por parte del Estado, el kirchnerismo ha ido construyendo una fuerte legitimidad social y política. Desde el 2003 hasta las últimas elecciones los resultados lo favorecieron: en aquel año la fórmula Néstor Kirchner-Daniel Scioli alcanzó el 25,72% en la provincia de Buenos Aires mientras que Carlos Menem-Juan Carlos Romero apenas consiguieron un 20,40%. Menem decidió no ir a segunda vuelta y Kirchner llegó a la Casa Rosada con el 22% de los votos a nivel nacional.

En las elecciones legislativas de 2005 Cristina Fernández ganó con el 40% frente a Hilda “Chiche” Duhalde, cuando ambas competían por el cargo de senadora. Dos años después llegaron las elecciones a Presidente y Cristina fue elegida con el 43% de los votos frente a otra mujer, Elisa Carrió, que alcanzó el 24% de los sufragios.

Sin embargo, cuando apenas llevaba tres meses de gestión, el actual gobierno atravesó su primera crisis. Fue lo que todos conocimos por los medios masivos como “el conflicto con el campo” (gran eufemismo… uno más de la prensa nuestra de cada día: escondía los intereses de los grandes terratenientes ligados a la oligarquía tradicional argentina, detrás de los reclamos de pequeños chacareros).

Con aciertos y desaciertos en el modo de tratar el tema por parte del kirchnerismo, y con una oposición alineada detrás de las corporaciones agrarias y apoyada por las otras corporaciones, las mediáticas, llegamos a julio de 2008 con un escenario abierto para el tratamiento de la Resolución 125 en el Senado. Luego vendrían las negociaciones hasta último momento, el debate hasta altas horas de la madrugada y el famoso voto “no positivo” de Julio Cobos.

Este conflicto significó una bisagra no sólo para la gestión del actual gobierno sino para todo el período iniciado en 2003. Las preguntas que quedan flotando son varias: ¿Qué pasó con el poder acumulado hasta ese momento? ¿Cómo pudo desdibujarse tan rápidamente ese 43% de apoyo que el pueblo argentino le brindó a Cristina Fernández cuando fue electa Presidenta? ¿Qué incidencia tuvieron los medios masivos en esta declinación? ¿Es tal la declinación?

En las últimas elecciones el kirchnerismo jugó todo lo que tenía y perdió por un margen muy pequeño. Según los datos del Ministerio del Interior la diferencia entre el ganador en la provincia de Buenos Aires, Francisco de Narváez, sobre Néstor Kirchner fue de 178 mil votos (en porcentajes, un 34% para el candidato de Unión-PRO y un 32% para el del Frente para la Victoria).

Después de este proceso eleccionario, como estudiantes de comunicación, como ciudadanos, como sujetos políticos que somos, decidimos elaborar un blog donde poder sistematizar algunos trabajos sobre la incidencia de los Medios en la política. Esperamos poder aportar desde nuestra especificidad, desde el campo de la Comunicación, algunas consideraciones tanto sobre el “efecto” que los medios producen en los espectadores, como sobre la resignificación que éstos realizan al “consumirlos”. Y a partir de allí, promover la discusión, el intercambio y la construcción.

En el último tiempo se ha instalado públicamente (como hace mucho no sucedía) la cuestión de la propiedad de los medios de comunicación y la existencia de los monopolios y oligopolios en el rubro. En sintonía con este debate, la Presidenta presentó en marzo de este año el Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el cual incluye las propuestas surgidas del debate que se viene dando desde hace cinco años en un espacio denominado Coalición por una Radiodifusión Democrática (integrado por organizaciones sociales de base, sindicatos, Universidades, centros culturales, instituciones religiosas, etc.).

Consideramos este momento como una oportunidad histórica para avanzar en la democratización del acceso y la participación civil en los medios de comunicación masiva.

El nombre del blog surge de una postura contrainformacional desde la cual partimos. Durante toda la campaña nos hartamos de escuchar la frase “¿Qué te pasa, Clarín? ¿Estás nervioso?”, no sólo en el programa de Marcelo Tinelli y en otros programas “satélites” que habitualmente reproducen su contenido, sino en los medios de transporte, los bares y otros espacios públicos de reunión. Ahora bien, se llegó a pensar (y todavía existen quienes desconocen su verdadero origen, véase youtube) que fue Tinelli el inventor de la frase, cuando en realidad fue Néstor Kirchner quien la pronunció en un acto en el partido de Tres de Febrero en marzo de este año. Es decir, hubo una apropiación y resignificación burlona del sentido original de la frase, y es por ese motivo que decidimos cantar “vale cuatro” con “No estoy nervioso, Clarín”.

M.L. / J.M.J.